Esta raza de perros debe su nombre al Reverendo John «Jack» Russell. Nacido en 1795 en Darmouth, Inglaterra, fue pastor durante muchos años en la parroquia de Swymbridge, en el condado de Devon. Amante de los terrier, durante sus estudios en Oxford compró su primer perro de estas características, una hembra blanca de pelo duro con marcas en la cabeza llamada «Trump», que por la descripción y foto que de ella se conservan se parece bastante al actual estándar FCI del Jack Russell terrier.
La caza del zorro era muy practicada en el condado de Devon en la época en la que vivió el reverendo Russell, y él era un apasionado de esta actividad. Su afición le llevó a la crianza de perros. Así, comenzó a cruzar perros de caza, más exactamente terrier de distintas razas unicolores y multicolores. Lo que él buscaba era mejorar la aptitud de los ejemplares, no homogeneizar el aspecto físico de los mismos y por ello al morir no dejó un estándar concreto. Los cruces y la no estandarización de la raza han provocado divergencias acerca del aspecto actual del Jack Russell terrier.
Cabe destacar que Australia fue el país que contribuyó activamente para el desarrollo, y posterior reconocimiento, de esta raza a nivel internacional. No hay datos específicos de cuando llegó el primer Jack Russell terrier a Australia, pero si existe información acerca de ejemplares que llegaron a manera de regalo y contribuyeron de manera importante a la raza.
Como por ejemplo en 1964, «Hardy» (JRI-5) el cual fue un regalo del Duque de Beaufort —Beaufort Hunt Club en Reino Unido— para el ganador ecuestre australiano de la medalla de oro olímpica: Bill Roycroft. De igual manera lo fue «Kiss Me Kate» (JRI-6) de la Duquesa de Bedford —Bedford Hunt Club en Reino Unido—.
En 1972 se formó oficialmente el Jack Russell Terrier Club of Australia. Este club especializado instituyó un comprensivo sistema de registro junto con un estándar formal para la raza. Este club también inicio discusiones con el Australian National Kennel Council acerca de la posibilidad de reconocer y registrar a la raza.
El 25 de octubre de 2000, finalmente, la Federación Cinológica Internacional —división Europa— reconoció oficial y definitivamente a la raza Jack Russell terrier utilizando el estándar procedente de Australia.
Algunos clubes de trabajo se niegan a reconocer esta raza, a pesar del reconocimiento del FCI, UKC, AKC, ANKC y otros tantos países. Estos clubes llevan a cabo sus propios registros de reproducción y competiciones, como el Jack Russell Terrier Club de Gran Bretaña (JRTCGB) o el Jack Russell Terrier Club de Estados Unidos (JRTCA), este tipo de clubes describen en su estándar terriers más altos del tipo Parson Russell terrier, como si fueran un Jack Russell.
Apariencia
Su color básico y predominante debe ser el blanco —un mínimo de 51%— aunque puede presentar manchas en marrón, tostado o negro en varias partes del cuerpo. Orejas caídas de buena textura y gran movilidad. Su altura media es de entre 25 y 30 cm de altura a la cruz. La profundidad del cuerpo de altura a la cruz y al pecho debe ser igual a la longitud de la pierna delantera del codo al suelo. El perro en su conjunto es más largo que alto. Su peso aproximado es de entre 5 y 7 kilos. Suelen tener alrededor de entre 4 y 6 crías, y su gestación dura 2 meses.
Pelaje
Como la mayoría de los terrier presentan pelo resistente al agua, lo que protege al perro cuando entra en las madrigueras o lagos. Su pelaje o manto puede ser de tres tipos: liso, duro y semi-duro. Dependiendo del tipo que presente será el mantenimiento y cuidado del mismo. Los JRT de pelo duro y semi-duro necesitan de mantenimiento más intenso que los ejemplares de pelo liso.
Salud
En general el JRT es un perro saludable, alegre y exuberante, pero al ser una raza que desciende del Fox Terrier tiene predisposición a padecer Ataxia y Mielopatía de terrier (Ataxia hereditaria) en el sistema locomotor.
Esta rara enfermedad hereditaria se desarrolla en los primeros meses de vida y se asocia con trastornos del movimiento y el aumento de la sordera. También puede presentar enfermedades en el ojo como luxación del cristalino.
Para reducir estos riesgos al mínimo, los criadores responsables deberán realizar cruzas sólo entre ejemplares cuyo historial genealógico sea conocido y rigurosamente certificado. Los machos y hembras destinados para la reproducción deberán ser médicamente revisados y declarados libres de estos padecimientos.
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